Desde el principio de los tiempos, los océanos han sido clave para el sustento de la vida en nuestro planeta.
No sólo son una pieza fundamental para el desarrollo de los ecosistemas marinos, sino también para el desarrollo del propio ser humano y del resto de especies terrestres.
Desde presenciar el origen de la vida hace más de 4000 millones de años, hasta servir como escenario de grandes aventuras en busca de tesoros perdidos, los océanos tienen muchas historias que contar.
Nuestros mares estuvieron aquí mucho antes que nosotros. El océano nunca nos ha necesitado, pero nosotros no podemos sobrevivir sin él. A lo largo de la historia ha sustentado la vida de incontables especies (algunas mucho más grandes que nosotros), pero también ha sido capaz de acabar con ella y de provocar exorbitantes extinciones masivas.
Si no los cuidamos como debemos, nosotros podríamos correr la misma suerte.
¿Por qué son tan importantes los océanos?
Los océanos ocupan tres cuartas partes de la superficie terrestre. A ojos de un visitante lejano el nuestro es un planeta puramente acuático. Y hace “tan sólo” 4.400 millones de años, nuestro planeta estuvo completamente cubierto de agua. No existían continentes, simplemente un único océano global.
Hoy, nuestra Tierra está compuesta de cinco océanos y todos cumplen una función vital en la regulación del clima, en la producción de oxígeno o en la absorción de CO2. Nos proporcionan, además, alimento, materias primas, energía, medicina… y una larga lista de bienes y servicios para el desarrollo de nuestra especie.
El océano es una de las principales fuentes de proteína para el ser humano. Según datos de la FAO, más de 4 billones de personas dependen del pescado para la ingesta del 15 a 20% de su proteína animal.
Y es que el pescado es uno de los alimentos más beneficiosos para la salud humana, y un imprescindible en nuestras dietas. Altamente proteico, fácilmente digerible, rico en vitaminas y minerales, fuente de Omega 3, y generalmente bajo en calorías.
En definitiva, una apuesta segura para cualquier persona que busca cuidar su salud.
Nuestros océanos, además, han representado siempre una vía de espiritualidad para el ser humano que ha inspirado relatos, historias, leyendas, dioses… A día de hoy también vemos esa espiritualidad conectando con el ocio en la práctica de multitud de deportes acuáticos, que para muchas comunidades supone una forma de vida y una manera de entender la propia existencia.
Tenemos la suerte de coincidir con impresionantes especies que van desde la gran ballena azul, el animal más grande que jamás haya existido sobre el planeta Tierra, hasta los cientos de especies de corales, tan mágicos que parecen sacados de una película de James Cameron, y que albergan el 25% de todas las especies marinas.
Y es que actualmente solo se conocen alrededor de 200.000 especies, ¡pero se cree que puedan existir millones!
La vida bajo nuestros mares rebosa y palpita con fuerza.
¿Pero cuál es el estado actual de los océanos?
Según el índice planeta vivo empleado por WWF, las poblaciones marinas se redujeron en un 49% entre 1970 y 2012.
Es decir, si cogemos a una población, de una determinada especie marina, actualmente solo existe la mitad de individuos de los que había en 1970. Si en 1970 había 10.000 ballenas azules, hoy tan solo hay 5.000.
Si traspasamos este ejemplo a la población de nuestra especie significaría que, en 2060, la mitad de la humanidad habría desaparecido, y que habríamos pasado de 7 billones de personas a tan solo 3,5.
Esta reducción de las poblaciones marinas se debe, principalmente, a la acción humana y a la presión que esta ha ejercido sobre sus ecosistemas durante las últimas décadas.
En cierto modo, hemos sido “el chasquido de Thanos” de los océanos.
¿Pero cuáles han sido las causas de este deterioro?
- Sobrepesca. Pescamos más de lo que los peces son capaces de reproducir. Según la FAO, más de un 30% de especies están explotadas por encima de su sostenibilidad biológica.
- Acuicultura del ‘todo vale’. La acuicultura practicada de forma responsable puede ser la mejor solución para hacer frente al reto global de alimentar a una población creciente de forma sostenible. Pero la acuicultura practicada a ojos cerrados ha causado mucho deterioro: contaminación marina, propagación de enfermedades, pesca descontrolada para piensos…
- Además de otras causas como la extracción de recursos del fondo marino, deshechos del sector minero en las costas, presión del sector turístico…
Y pensarás: “ahora también dirán que es por el cambio climático ese…”
- Pues sí, y por el cambio climático. El incremento de las temperaturas también se está manifestando sobre la superficie oceánica. Además, actualmente los océanos absorben hasta un tercio de nuestras emisiones de CO2, incrementando la acidificación de los mismos (26% desde el inicio de la revolución industrial). Este incremento de temperaturas y acidez altera (y en los peores casos, destruye) la vida, que necesita unas condiciones muy específicas para poder desarrollarse.
Pero que no panda el cúnico.
Qué se está haciendo para salvar a los océanos
Las naciones se están unificando para luchar contra la degradación de los ecosistemas marinos, trabajar para recuperar lo perdido y asegurar que se preserva.
Dentro de los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible lanzado por las Naciones Unidas, el objetivo número 14 está precisamente dirigido a este fin.
Entre las metas que se han propuesto para el logro de dicho objetivo se encuentran:
- Prevenir y reducir la contaminación marina.
- Gestionar y proteger sosteniblemente los ecosistemas marinos y costas.
- Minimizar y abordar los efectos de la acidificación de los océanos.
- Restablecer las poblaciones de peces en el plazo más breve posible.
- Poner fin a la pesca excesiva, la pesca ilegal, destructiva, no reglamentada y/o no declarada.
- Facilitar el acceso de los pescadores artesanales a los recursos marinos y a los mercados.
¡Y los avances se están empezando a ver!
10% de la pesca salvaje actual proviene de pesquerías sostenibles certificadas bajo los estándares del Marine Stewardship Council (MSC), y cada vez son más las granjas que se unen al estándar Aquaculture Stewardship Council (ASC).
Los estándares MSC y ASC garantizan que el pescado haya sido obtenido de forma 100% sostenible, garantizando la supervivencia de las especies marinas, así como asegurando el bienestar del entorno marino en el que se realiza la actividad pesquera.
Por otro lado, estamos presenciando un creciente compromiso por parte de instituciones gubernamentales internacionales. Recientemente, el parlamento europeo acordó prohibir los plásticos de un solo uso. Estos plásticos terminan generalmente en nuestros océanos, destruyendo el entorno y afectando a las especies que lo habitan.
Además, cada vez se están destinando mayores recursos a la protección y restauración de espacios naturales de gran valor ecológico, cada vez se están limitando más las prácticas extractivas en entornos marinos, y la red de científicos e investigadores de los océanos no deja de crecer.
Y por si fuese poco, llega Aquaman: protector de las profundidades. Y no tiene pinta de que le guste mucho que le toquen las branquias. Así que más vale no ser el villano de esta película.
Cómo estamos colaborando desde KCARROT
En KCARROT hemos asumido el compromiso de colaborar en la consecución del objetivo 14 lanzado por las Naciones Unidas: proteger la vida submarina.
Hemos internalizado el objetivo en nuestro plan empresarial, y hemos desarrollado una serie de indicadores que nos permiten fijar el rumbo adecuado.
Aspiramos a aportar nuestro granito de arena, ayudando a conservar y utilizar de forma sostenible nuestros mares.
Nuestro primer gran paso, en este aspecto, ha sido lograr una gama marina 100% sostenible:
- Todos nuestros pescados provienen de pesca salvaje o acuicultura sostenibles, y nuestras pesquerías y proveedores han sido certificados por la Marine Stewardship Council (MSC) y la Aquaculture Stewardship Council (ASC).
- Además, estudiamos las zonas de pesca y nos aseguramos de que ninguna de nuestras especies salvajes se encuentre en peligro dentro de la lista roja de especies amenazadas.
En concreto:
- Nuestro bonito salvaje se pesca a anzuelo, respetando sus ritmos de reproducción y asegurando el menor daño posible a la especie y a su entorno.
- Nuestra merluza salvaje se pesca en la zona FAO 47, donde la especie no se encuentra en estado de peligro, y dónde su trazabilidad es mejor que en otras regiones.
- Nuestro salmón noruego se cría en granjas de acuicultura certificadas por la ASC, ajustándose a criterios muy estrictos de sostenibilidad. La cría en granja del ‘salmo salar’ nos permite seguir disfrutando de la calidad de esta especie, sin poner en mayor peligro a su población salvaje (actualmente en estado vulnerable dentro de la lista roja de la IUCN).
Si quieres saber más sobre nuestros pescados, podrás encontrar una descripción detallada en la parte inferior de su página de producto.
En definitiva, consumiendo pescado KCARROT no solo sumamos un ‘+1’ a nuestra salud, sino que también sumamos un ‘+1’ a nuestros océanos.
Y ahora que llegan nuestras vacaciones de verano, ¡qué mejor forma de descansar y de divertirse que disfrutando de nuestros mares! Cuidemoslos para seguir disfrutando 🙂
¡No os perdáis las próximas publicaciones!
Nos vemos por aquí 😉