PONME AL DÍA
El cambio climático ha existido desde el inicio de la historia de la Tierra. Estos cambios en el clima se han debido siempre a diversas causas naturales que han alternado ciclos de calentamiento y enfriamiento terrestre.
Actualmente nos encontramos en un ciclo de calentamiento global. Este periodo, sin embargo, está siendo gravemente alterado e intensificado por la acción humana. Es lo que se conoce como cambio climático antropogénico. Desde la revolución industrial, las temperaturas medias del planeta han aumentado a unos ritmos inquietantes debido al incremento de emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) producidas por el ser humano.
Los cuatro últimos años han sido los más cálidos en la historia de nuestro planeta desde que se tiene registro. Junto a otras instituciones, la World Meteorological Organization (WMO) estima que la actividad humana haya elevado la temperatura de la Tierra en 1ºC desde la época preindustrial. Y según el IPCC, se calcula que ese incremento de temperatura pueda llegar a 1.5ºC entre 2030 y 2050.
Debido a que el actual calentamiento global está ocurriendo a un ritmo y unos niveles alarmantes, y a que su principal causa (y remedio) es la acción humana, se ha declarado un estado de emergencia climática que ha culminado en históricos acuerdos internacionales para frenar y reconducir la situación.
Fuente: WMO (World Meteorological Organization), 2018.
La humanidad se enfrenta hoy a una nueva crisis de incalculables e impredecibles consecuencias, a la que nunca antes se ha enfrentado, y que será determinante para el futuro de nuestra existencia: la crisis climática.
¿Estaremos preparados?
PERO, ¿CÓMO HEMOS LLEGADO HASTA ESTA CRISIS CLIMÁTICA?
Todo comienza a mediados del siglo XVIII con la revolución industrial. Esta etapa supone un antes y un después en la historia de la humanidad. Un estallido de enormes transformaciones económicas, sociales y tecnológicas que dio pie a la conocida “gran aceleración”.
La revolución industrial fue el pistoletazo de salida del mundo que conocemos hoy. El nivel de desarrollo humano logrado a lo largo de los últimos siglos es incuestionable. Incremento de la población mundial, incremento de la esperanza de vida, incremento del PIB, mayor acceso a agua potable, a energía primaria, a infraestructura y telecomunicaciones… (Rewiring the Economy, CISL, 2015).
Sin embargo, para potenciar ese desarrollo a lo largo de los años, hemos tenido que pagar un precio muy caro. Un precio que, además, no hemos conocido hasta hace relativamente poco.
A lo largo de los últimos 200 años, la humanidad ha progresado a costa de un sistema que hacía aumentar proporcionalmente las emisiones de GEI. Estos gases permanecen en nuestra atmósfera durante muchos años antes de desaparecer, bloqueando los rayos solares y calentando la temperatura de la Tierra. Hemos construido un estilo de vida en el que prácticamente todo lo que hacemos contribuye al calentamiento global.
Fuente: WWF, Informe índice planeta vivo, 2018
Dame un resumen de conversación de ascensor
- Existen diferentes tipos de gases de efecto invernadero (GEI), aunque el más común y abundante es el dióxido de carbono (CO2).
- El sector energético es el responsable del mayor número de emisiones a escala global, seguido del sector agrícola y ganadero, del sector transporte, y del sector industrial.
- China, Estados Unidos, India y Rusia son los países más emisores. En conjunto, emiten más que el resto de países del mundo juntos.
- Si el ganado fuese una nación, se situaría en el podio ocupando el tercer lugar entre los más emisores.
Fuente: UNFCCC, European Commission, UNFAO
¿Y CUÁLES ESTÁN SIENDO LOS IMPACTOS DE LA CRISIS CLIMÁTICA?
Los efectos de la crisis ya se están sintiendo en todo el mundo. Y a medida que avanzamos en el tiempo sin revertir la situación, ésta empeora.
Con el actual ritmo que llevamos, el IPCC estima que para el finales de siglo superaremos los 2ºC por encima de los niveles preindustriales. Y reporta que las consecuencias ante tal situación serían mucho más graves que si logramos limitarlo a 1.5ºC. Todo un desafío. Y es que, a cada décima que incrementa la Tierra su temperatura, más hostil se convierte el planeta para la vida. Prueba de ello son los impactos que ya estamos presenciando a día de hoy.
El clima global está cambiando, intensificando los escenarios climáticos extremos como las olas de calor, las fuertes precipitaciones o los periodos de sequía. Por otro lado, la pérdida de biodiversidad, a través de la reducción de poblaciones y extinción de especies, es realmente preocupante. Además, el nivel del mar aumenta a medida que crecen las temperaturas, amenazando fuertemente a los sistemas costeros. Particularmente, en España, las zonas costeras son muy sensibles al cambio climático ya que acumulan mucha población, una gran actividad económica y abundantes sistemas naturales.
Y es que España, en términos generales, es un país muy vulnerable al cambio climático, y ya estamos presenciando las tendencias de lo que será nuestro clima durante las próximas décadas:
- Menor precipitación media anual.
- Mayor temperatura media.
- Mayor número de olas de calor, y de mayor intensidad
- Mayor riesgo de incendios.
- Riesgo de sequías.
- Desertificación.
- Riesgo de inundaciones por precipitaciones extremas aisladas, entre otros.
Precipitación anual (porcentaje) en España (periodo proyectado 2046-2065, periodo referencia 1986-2005), escenario medio RCP 4.5, Fuente: AEMET.
Estas alteraciones climáticas tienen un impacto directo sobre la producción local, sobre la disponibilidad de agua, sobre la disponibilidad de recursos naturales, sobre los ecosistemas terrestres y costeros, sobre la generación energética, sobre el turismo, sobre los precios de bienes y servicios, sobre la economía y, en definitiva, sobre el bienestar general de las poblaciones humanas.
En palabras de la United Nations Food and Agriculture Organization (UNFAO), los impactos locales del cambio climático traerán desequilibrios globales.
Para lograr salir de la crisis climática debemos iniciar una nueva revolución de igual o mayor magnitud que la vivida en la época industrial. Un giro de guión que sea capaz de realizar enormes cambios sectoriales, con alcance mundial, y que permitan a la humanidad entrar en una nueva era de desarrollo y crecimiento sin emisiones de GEI.
Y la buena noticia es que ya estamos en ello.
¿QUÉ ESTAMOS HACIENDO A NIVEL MUNDIAL?
Como no se esperaba menos, el cambio climático es uno de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) centrales lanzados por las Naciones Unidas. Es un objetivo con una transversalidad tal, que tiene la capacidad de incidir en el logro de muchos otros.
Entre las diferentes metas de éste se encuentran:
- Incrementar la resiliencia y capacidad de adaptación, en todos los países del mundo, frente a riesgos climáticos y desastres naturales.
- Integrar medidas de cambio climático en las políticas, estrategias y planificación nacionales.
- Mejorar la educación, la conciencia y la capacidad humana para hacer frente a los impactos y riesgos del cambio climático.
- Movilizar 100 billones de dólares anuales para ayudar a los países en desarrollo que son más vulnerables ante los impactos del cambio climático.
Además, en los últimos años se han logrado acuerdos históricos que han conseguido unificar a todos los países del mundo hacia una misma causa: la lucha contra el cambio climático. El más importante de ellos es el acuerdo de París, alcanzado en 2015 y adoptado por 195 países con el objetivo de limitar el incremento de la temperatura media global por debajo de 2ºC hacia final de siglo, con respecto a niveles preindustriales. Actualmente, sin embargo, se están realizando esfuerzos para fijar un nuevo objetivo que sea todavía más ambicioso que el de París.
Desde una posición de liderazgo, la Unión Europea (UE) ha sido la primera gran economía que ha puesto en marcha un proyecto jurídicamente vinculante para la lucha contra la crisis climática, así como para el logro de los objetivos mencionados anteriormente. A este respecto, España presentó, el pasado mes de febrero, su plan nacional integrado de energía y clima a la Comisión Europea: un plan de obligado cumplimiento por todos los países de la UE. El plan nacional de España fue uno de los mejor valorados, y entre nuestros objetivos nacionales a 2030 se encuentran:
- Reducir en un 21% las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) respecto a 1990.
- Alcanzar un 42% de renovables sobre el uso final de la energía.
- Lograr un 39,6% de mejora de la eficiencia energética.
- Alcanzar un 74% de energía renovable en la generación eléctrica.
El objetivo final fijado en dicho plan es el de lograr la neutralidad climática (cero emisiones nacionales), así como conseguir un sistema eléctrico 100% renovable, para el año 2050.
Más allá del esfuerzo que se está llevando a cabo por diferentes instituciones internacionales, así como por los propios países, también el sector empresarial ha comenzado a virar hacia la colaboración en el logro de los objetivos mencionados. Ya sea porque el cambio climático pone en riesgo el propio negocio y su perspectiva de crecimiento futuro, por cambios normativos de obligado cumplimiento o, simplemente, por la presión de una sociedad cada vez más concienciada, cada día más empresas se están sumando a la lucha climática.
Y eso es una muy buena noticia, ya que el sector empresarial tiene la capacidad y potencial de realizar grandes cambios estructurales de la forma más ágil y rápida posible.
CÓMO ESTAMOS COLABORANDO DESDE KCARROT
En KCARROT nos sumamos a la lucha contra el cambio climático, y tratamos de aportar nuestro granito de arena.
Dentro de nuestros objetivos empresariales hemos incluido el ODS nº13 en nuestro plan estratégico: acción por el clima.
Desde el inicio de nuestra actividad, medimos las emisiones de GEI que producimos siguiendo el estándar internacional GHG Protocol. Llevamos a cabo una contabilidad mensual que nos permite evaluar nuestro progreso, establecer objetivos de reducción a corto y medio plazo, y neutralizar las emisiones que no pudimos evitar.
¿Y cómo neutralizamos nuestras emisiones?
A través del mercado voluntario de créditos de emisión (MDL), definido en el protocolo de Kyoto, apoyamos a diferentes proyectos por todo el mundo que garantizan la reducción de emisiones.
Realizamos una compra de créditos igual (o mayor) a la cantidad de emisiones producidas y, de esa forma, compensamos nuestra huella y apoyamos financieramente a proyectos de reducción de emisiones. Particularmente en zonas de mayor dificultad de desarrollo y adaptación al cambio climático.
Este mercado, así como los proyectos registrados bajo el mismo mecanismo, están regulados por las Naciones Unidas, quiénes hacen entrega de certificados oficiales al realizar compras voluntarias de créditos de emisión.
Hasta la fecha, en KCARROT venimos neutralizando nuestras emisiones apoyando al desarrollo de un proyecto en Camboya en el que se emplean cáscaras de arroz para la generación de bioenergía.
Este proyecto permite la reducción de 51 620 toneladas de CO2 equivalente* (*GEIs convertidos a CO2 para su simplificación) anuales a través de:
- La utilización de la cáscara de arroz, evitando así 43 231 toneladas de CO2 equivalente* (*metano convertido a CO2) que se emitirían en su proceso de descomposición natural.
- La reducción de emisiones, por combustión en la generación de electricidad, en un orden de 8 389 toneladas de CO2 equivalente anuales.
Además, el excedente de energía generada es utilizada para suministrar electricidad a la comunidad que vive fuera de las instalaciones del proyecto, contribuyendo a mejorar su bienestar social, económico y ambiental. Si quieres saber más sobre este proyecto, puedes consultar este enlace a la base de datos del MDL (Mercado de Desarrollo Limpio).
Y esto es solo el principio. En KCARROT no queremos detenernos aquí. Desde fijar un precio interno al carbono para la toma de decisiones estratégicas, hasta la colaboración con toda nuestra cadena de valor para reducir emisiones, son muchas las iniciativas en las que estamos trabajando para aportar todo lo que esté en nuestra mano.
¡Te invitamos a que no te pierdas nuestros avances en materia climática siguiendo nuestro diario sostenible, y a que tu también te unas a la lucha contra la crisis climática!
¡Nos vemos pronto! 😉
Saludos,